Pintando con pixels

EN MEMORIA DE ULISES SARRY Y OTROS PIONEROS DEL AMIGA.

Hay un hecho muy llamativo a mi parecer y que muestra el respeto que el director de orquesta Arturo Toscannini mostró al estrenar Turandot, obra de Puccini y que tal vez conoceréis mejor por el aria Nessum Dorma.

Puccini falleció y no pudo concluir su obra, que fue completada más tarde por otro autor, pero el director de orquesta, en su estreno en el año 1.926, al llegar al último compas se detuvo y añadió «hasta aquí escribió el maestro«, bajándose el telón y finalizando la representación.

El Amiga fue más o menos lo mismo en lo que a informática se refiere. Concebido en Julio del año 1.985, su enfoque fue tan revolucionario que alteraría la tecnología del momento no solo desde el punto de vista técnico, si no a la hora de ser concebida y percibida por los usuarios.

Lamentablemente la historia del Commodore Amiga es una de esas historias de éxito que acaba mal y cae en el olvido.

4.096 Colores y un único deseo.

De aquella yo era un preadolescente que jugaba y programaba en Basic con el Commodore 64, unos años antes había disfrutado de otra máquina legendaria, el Atari 2.600 y cuando era casi un infante, vi cómo mi padre construyo con un kit un ordenador sobre el año 78-80 que cargaba los programas en un disco de vinilo y que solo aceptaba ensamblador como lenguaje, constructo sin igual ni parangón del que me gustaría escribir en otra ocasión.

El día que en un Corte Inglés, cuya sección de informática era lugar de peregrinación, vi el Amiga 1.000 supe que lo quería, fue amor a primera vista. Aún hoy en día, salvando las cifras se puede ver la genialidad de aquel equipo de desarrollo, especialmente en:

  • La separación de la unidad de proceso, los gráficos y el sonido, como un PC actual.
  • Multitarea «preemtive».
  • El manejo de las interrupciones.
  • Puertos de expansión.
  • Discos de 3,5 pulgadas ultrarápidos frente a los casetes (sí, cintas de casete).
  • Monitor de color profundidad de 4.096, comparado con 16 del C64.
  • Muchísima más memoria que era ampliable.
  • Entorno gráfico, con iconos y un ratón.
  • Sistema operativo portable y actualizable.
  • Un diseño arrebatador.

El amor de mis padres por mi hizo que pudiera tener un Amiga 1.000 de los primeros que hubo en España y comencé a ver la informática desde la óptica del mañana, pasando de una línea de código a un click de ratón, de una consola o un compacto a la arquitectura modular de una placa y de una representación heredera del fósforo verde a imágenes de alta calidad con vídeo, nuevas aplicaciones y… llegar a comprender que no había límites.

No estás solo. Hay otros «Amigos».

De manera casual, en una tienda de informática conocí a Pedro y por Pedro a Paco y por unos y otros a muchos otros, además de a Ulises Sarry… de manera independiente al ya también fallecido Fernando.

Supongo que de aquella, si hubiera existido el nombre, seríamos unos frikis porque nos pasábamos las tardes instalando software, charlando y debatiendo sobre tecnología, compartiendo trucos y echándonos unas risas, derrapando sobre una informática más áspera que la de hoy, como colonos que se abren paso y han de golpearse la ropa para que el polvo del camino se caiga.. aún así, como toda exploración, fue una época de ilusión donde cada novedad y nuevo programa se disfrutaba intensamente.

He de agradecer aquí, porque creo que nunca lo he hecho, que siendo un imberbe chaval como era, me aceptaran en su grupo de adultos, donde algunos me sacaban unos 30 años y que al hacerlo, se me hiciera más llevadera la estancia en una pequeña ciudad alejada de cualquier corriente tecnológica.

Por los ojos entra el dato.

Permitirme volver a aquel expositor de El Corte Inglés, donde el modelo 1.000 del Amiga reposaba, ejecutando unas diapositivas de imágenes generadas con el Deluxe Paint, animaciones y vídeos con un inmejorable sonido que dejaban boquiabiertos a todos los visitantes.

El Amiga era un éxito, pero no del todo por su especificaciones que solo los más obsesionados (como yo) valoraban si no porque el aspecto visual era impactante y a todo el mundo le llamaba la atención, lo comentaba y tomaba contacto a través del sentido de la vista y de sus demos.

El Deluxe Paint era un software de diseño gráfico o más bien, para simplemente dibujar, el abanderado de esa exhibición, con imágenes realistas que a día de hoy nos parecerían pixeladas pero que de aquella dejaban a los pobres gráficos de mosaico de los 8 bits en lo que hoy denominamos como «retro».

Hay algo que no muchos conocen y es que este programa fue desarrollado por Electronic Arts, uno de los mayores distribuidores de videojuegos actuales y que su influencia fue tal que mucha gente compraba el Amiga solo por el programa de dibujo.

Del oleo al pixel.

Quiero hacer mención especial de Ulises debido a su reciente fallecimiento, un artista de la ciudad de Lugo, pintor y experto en diferentes disciplinas, que abrió su mente a experimentar y a trastear con algo que debió de ser muy diferente y disruptivo para él, un nuevo medio para dibujar… para expresarse.

Muy diferente no solo si hablamos de aplicación y práctica, si no a la hora de trabajar, porque algunas tareas eran agotadoras a nivel de paciencia, editando pixel a pixel en un monitor de tubo, de reducido tamaño y cuando no era eso, esperar durante horas o casi días a la renderización de un modelo en 3D.

Y es que nuevamente, sin ánimo de aburrir a nadie, he de decir que la «nueva» tecnología que ahora Nvidia anuncia como revolucionaria y que fue conceptualizada en los años 80, el Ray Tracing, ya se hacía en el Amiga.

Así, Ulises dibujó y trabajó en proyectos que requerían de diseño gráfico y vídeo, algunos con motivación particular y otra de calado más público, explorando una faceta de su profesión que le permitió verla como nunca la había visto, teniendo en muchas ocasiones a un expectador que asistía simplemente de oyente… a mi.

Adiós Ulises.

Al final, yo me marché a estudiar a Madrid, el Amiga se quedó en casa y los amigos en Lugo.

El Amiga no nació en el momento adecuado y tampoco supieron o pudieron convertirlo en un negocio de futuro, en el 94 Commodore entro en quiebra, siendo adquirido por otra empresa que también acabaría igual, quedando como un recuerdo romántico de una máquina fuera de su tiempo, tan avanzada que aún hoy es foco de interés.

Para mi fue un punto de inflexión, mientras estudiaba no siempre tendría acceso a un ordenador y mi experiencia previa con el Amiga fue lo que me hizo relacionarme en mayor medida con el mundo de la tecnología, de aquella, especialmente con la programación y que continuaría en los PC, animándome a profundizar en el sector porque ya había visto que aquello iba a ser lo mío.

Los años pasaron, llevando a cada uno a hacer su vida, pero siempre me he acordado de ellos y de aquellos tiempos. Ahora que ya no estás, espero que estas líneas sirvan de pequeño homenaje a quien me enseñó lo que es el cumberlandismo.

Yo… aún tengo el Amiga.