Internet, ¿estaremos a la altura?

Mirando 10 minutos en el futuro.

Asi titulaba un artículo que escribí en aquellos tiempos de ilusión, rozando el albor del nuevo siglo, era el año 99, un frío mes de Diciembre, tan frío como todos los inviernos. En aquella época comenzaba mi aventura empresarial, que ahora llamarían «de emprendimiento» y a la vez, trabajaba en la universidad en la que había estudiado, aprovechando a escribir algún que otro artículo en el periódico de la facultad.

Si me lo permitis, creo que es la mejor manera de comenzar este blog, plagiándome a mi mismo con uno de esos artículos, ya que no solo me cito, si no que desearía ofreceros el texto íntegro y de esa manera, podremos ver cómo ha cambiado la escena tecnológica… un inicio que arrancó hace más de 15 años atrás, por tanto, comienzo:

La oportunidad del individuo.

Internet es la nueva tierra de promisión, no puede ser pisada ni tampoco cultivada para que produzca, o al menos no en el sentido clásico… pero, este espacio es visitado cada segundo por millones de personas y produce  sabrosos beneficios para quienes han sabido cultivarlo.

España no ha querido ser menos en la nueva revolución industrial, empresas grandes y pequeñas, establecidas y nuevas, acompañadas de una legión de profesionales más o menos cualificados, se dedican a la siembra diaria en esa tierra intangible.

En un primer momento, hace tan solo tres años, los primeros pioneros desembarcaban ofreciendo servicios básicos; en pocos meses, esta situación cambia de una manera vertiginosa, ya que, se ven asediados por cientos de nuevas empresas que ofertan exactamente lo mismo, obligando a diferenciar y mejorar el servicio y a coger prestado el término «valor añadido«. Así, el glamour inunda el sector, incluso empresas de gran tamaño que en este caso quedaron más rezagadas, se apuntan a la fiebre de Internet, la escalada es imparable, los márgenes muy altos y el beneficio está asegurado… y este esquema se reproduce en muchos otros países, proliferando el comercio electrónico, los portales, los ingresos publicitarios y otros términos y prácticas ya de uso común y generalizado en un entorno no turbulento si no casi paranoico.

En pocos años, un terreno árido y casi baldío se ha convertido en una populosa urbe, floreciente e interactiva, pero, a la vez, aún sin explorar, ya que el verdadero fenómeno que subyace en esta dinámica es la posibilidad de inicio de actividad empresarial con unas condiciones muy poco restrictivas, cualquiera puede iniciar su aventura particular en Internet, solo se precisa la voluntad de crear.

Se vuelve a tener la oportunidad del individuo, la opción fuera de la gran estructura y ya se diluye el concepto de tamaño mínimo necesario. De esta manera, quien sea capaz de innovar contenidos, será el colono de nuevas tierra aptas para la recolección.