El robot que se comió al Windows

Auge y declive de Windows y sus implicaciones.

¿Quién no sabe a día de hoy qué es Windows?, todo el mundo lo conoce, pero puede que no tantos sepan qué ha significado Windows y lo importante que ha sido para la evolución y accesibilidad de eso que llamamos informática.

Por aquel año, 1.985, ya estaban los entornos y sistemas operativos bajo interfaz gráfica de Amiga, Windows y MacOS, todo el mundo se puso de acuerdo para no perder la siguiente gran evolución, la de mostrar de una forma visual todo aquel código y facilitar el uso y aprendizaje de los equipos informáticos, allí donde había en blanco sobre negro mostrando una línea de comando con una sintaxis rígida, se nos presentó un puntero que hacía todo tan fácil como hacer click.

Ya conocéis la historia, Windows machacó inmisericordemente a sus contrincantes, algunos llegando incluso a desaparecer. Microsoft, que fue la madre que lo parió llegó a tener el 90% de cuota de mercado, algo de lo que no pueden presumir ni siquiera hoy en día los más grandes entre los gigantes.

Y eso es lo que le debemos al Windows, su propagación, el saber que era un sistema que podías encontrar en tu trabajo, en casa, en un viaje, en la Universidad o el colegio, Windows reinaba y su reinado era malo para la competencia pero bueno para la usabilidad, no existía fragmentación.

Pero el tiempo pasa y los logros quedan obsoletos, nuevos contendientes llegaron a la arena, sé que los conocéis:  iPhone, Linux, Android y otros que consiguieron no solo que Microsoft, aquella madre orgullosa perdiera varios asaltos, si no que al final, mirase de reojo a su creación y llegase a repudiarlo.

Así es, los directores ejecutivos cambiaron, Ballmer sustituyó a Gates y Nadella sucedió a Ballmer, en ese proceso, se tramaron muchos planes para lanzar un Windows de móvil, desde aquel CE, Mobile y los PocketPC de finales de los 90, un mercado al que llegaron antes que muchos, no tampoco siendo los primeros, pero que no supieron defender a manos de los que hoy mandan, también malgastaron esfuerzos en la unificación o «continuum» entre plataformas de mesa y móvil, aunque nada comparable a los fiascos de la compra de Nokia o la fabricación de sus propios dispositivos.

Todo fue un tropiezo tras otro, dando al traste con la tienda de aplicaciones, un ecosistema de recursos que es la verdadera fuerza de Google y Apple, acabando definitivamente con aquel mantra de Ballmer sobre el futuro de la compañia y por ende, del mercado: «developers, developers, developers» (desarrolladores) repetido una y otra vez, incesantemente y con cierto ritmo pegadizo.

Todos estos inconvenientes han llevado al actual CEO, Nadella a mutilar el desarrollo del sistema operativo a través de la eliminación de la división de Windows, integrándola dentro de la estrategia «365» y perdiendo todo su pedigrí de buque insignia. Un sistema operativo al mismo nivel que una aplicación, que despropósito, continente y contenido nunca son lo mismo.

Ahora, Microsoft tiene nuevos vástagos, la nube y la inteligencia artificial, convirtiendo a su otrora hijo predilecto en una aplicación más, que ya no merece atención, que no despierta interés.

Y qué nos importa a nosotros, meros usuarios, todos esos movimientos intestinales dentro de Microsoft, pues mucho, porque aunque a día de hoy disfrutemos de otras plataformas y dispositivos, de nuevos gustos y necesidades, gran parte de lo que hacemos con ordenadores y de lo que se hace en el mundo, se basa en Windows o ¿acaso pensáis que esa aclamada nube y esa mal llamada inteligencia artificial tendrá aplicaciones generalistas?… mucho me temo que no, que la mentalidad girará en gran medida hacia las grandes cuentas y se alejará del consumo, igual que IBM evolucionó desde la venta de los PCs para todo el mundo, hacia un modelo de computación y también inteligencia artificial para un selecto tipo de clientes.

Me entristece ver como el Windows no solo ha perdido terreno si no que, igual que un boxeador senior, se siente cansado de tantas batallas, deja de entrenar y al hacerlo, cada vez comete más errores, porque es una auténtica verguenza lo que está ocurriendo con las actualizaciones de este sistema operativo, donde Microsoft la lía una vez y otra también, provocando pérdida de datos, de tiempo, de productividad y peor aún, de confianza.

Es el momento para que sus enemigos muevan las tropas y comiencen a ganar terreno, tal vez veamos finalmente el día en que el robot se coma al Windows.

Al final, Ballmer tenía razón con sus developers, aunque van a ser otros developers… lo que no se puede negar es que tenía gancho.